martes, 11 de junio de 2013

Aquél día

Nunca has descubierto el mecanismo que prevé la acción de las cosas, aquel momento cuando te despiertas y todo se siente de la misma forma que antes, excepto una cosa, un mínimo detalle imperceptible que desencadena una sucesión de hechos con la exactitud precisa para cambiar tu día.
En el suelo blanco difusas manchas oscuras ejecutan un complicado baile, se estiran y desaparecen, recargada en el barandal empiezas a sentir el peso de tu ropa empapada de sudor y pegada a la piel, diriges la mirada hacia un lado, te lleva varios segundos enfocar las siluetas de los jugadores de voleibol, saltando y haciendo chocar la pelota contra la red con cansancio.
Conversaciones mezcladas llegan a tus oídos, es difícil distinguir quien habla con quien, hace tanto calor que no puedes prestar verdadera atención, perezosa eres incapaz de moverte, cuando un delicado soplo de aire pega tus cabellos a tu frente, agitándolos y trayendo consigo una frescura lejana.
Más tarde entre el ruidoso sonido del ventilador te dedicas a trazar finas formas a lápiz, dedicándole largos minutos a definir contornos. Cuando estas por terminar te acercas las puntas de los dedos a los ojos, admirando el suave color del grafito contra tu piel. Todos se mueven confusos en el salón demasiado pequeño, las caras están teñidas de rojo y contorsionadas en gestos  de aburrimiento. Te limpias las pequeñas gotitas que escurren por tu cuello y sigues completando tu trabajo, difuminando las sombras y soñando con la textura acaramelada de un helado frío.
El viento vuelve a soplar tranquilo entre las hojas de árboles, caminas hacía el parque, el transito fluye lento, acompañado del pitido de los claxon. Nick se encuentra junto a ti, balancea las manos al moverse, después de casi un año sin pasar tiempo juntos tienes tantas cosas que contarle que las palabras parecen salir demasiado lento, se te traba la lengua constantemente, él te sonríe y asiente con la cabeza, es extraño que se haya ofrecido para acompañarte, está cambiado, ahora usa lentes, mientras todo a nuestro alrededor permanece intacto, las tiendas, los vendedores ambulantes, el olor de la pizza de la esquina, incluso tú, con el cabello largo despeinado.
Después de atravesar la calle distingues una figura conocida sentada en una de las orillas, Zazil está ahí, ajena al bullicio del alrededor y tecleando rápidamente en su celular.
Una vez que te sientas a su lado una pequeña niña te empuja al correr hacia los brazos de su abuela, haciendo que las palomas vuelen en tu dirección y luego más allá, al cielo.
-Estoy esperando a José-Dice Zazil acomodándose los lentes en el puente de la nariz-quedamos de vernos aquí a la una.
-¿quieres que nos vayamos?- le preguntas a Nick nerviosa después de unos minutos, se hace tarde y tienes que regresar a casa, él niega con la cabeza y señala a tu amiga, quien se tensa a tu lado, sientes su mano apretando con fuerza la tuya.
Ninguno de los tres lo vio venir, absortos en nuestros propios pensamientos. Tiene el cabello corto, casi rapado, la mirada penetrante, de pequeños ojos negros, se acomoda la bolsa estilo Oaxaca a un lado y vuelve a colocar la navaja firmemente contra el estómago de Zazil, pasados unos momentos de duda le entregas tu poco dinero con manos temblorosas.
Intentas permanecer tranquila, pero tu mente trabaja demasiado deprisa, tu corazón bombea detrás de los oídos, el chico sigue hablando pero no puedes escuchar nada. Nick parece calmado, pero dudas mucho que pueda solo contra él o que este contemplando esa posibilidad. A tu alrededor nadie se ha percatado de la escena, parece que charlan con un viejo amigo que se han encontrado en un parque común y corriente, sin prisa ni miedos.
La situación es distinta y tus dedos se ponen morados rodeados por los de zazil, está demasiado asustada. Cuando le pide a tu amiga que le entregue su celular te das cuenta de que ha ido demasiado lejos, ella se acerca más a ti y entre balbuceos se niega.
De forma casi mecánica, incluso sin pensarlo te giras lentamente para guardar el tuyo dentro de bolsa, intentas buscar ayuda con los ojos, cualquier persona que vea que un detalle imperceptible ha desencadenado un asalto, quizá todo cambió cuando decidiste no irte y pintar dentro del salón o cuando Nick te vio marchar sola y decidió acompañarte, pudo ser cualquier cosa. Una chica escucha música con sus audífonos a todo volumen y los estudiantes pasan de un lado a otro, pero ninguno es conocido, nadie se da cuenta.
Cuando vuelvo a mirar, le arrebata el teléfono a zazil, un golpe de adrenalina se dispara y Nick lo toma de la mochila, la navaja sale disparada en todas direcciones y luego él  corre calle arriba.



Una mandarina que habla

lunes, 10 de junio de 2013

El mejor antídoto

"El único antídoto contra un chico malo, es un chico bueno"

Así es como termina el artículo, o mejor dicho la historia de una chica que se enamoró de un "player" (utiliza esa palabra, lo juro) que le rompió el corazón. Lo encontré en una revista, de esas que las mujeres somos aficionadas a comprar, pero no le tomé mayor importancia hasta hoy, cuando de camino a casa mi mamá sacó a colación el tema de mi absoluta necesidad de estar con alguien que no es bueno, utilizando una de las peores frases que una madre puede utilizar: "Estoy muy decepcionada de ti"

Pero, ¿Decepcionada de qué? ¿De los chicos con los que he salido? ¿De los buenos? o ¿De los malos? Créanme, de toda la idea, lo que más me cuesta trabajo es relacionar y dividir a los muchachos con los que me involucré o podría involucrarme con adjetivos católicos que me parecen incapaces de abarcar a profundidad el verdadero significado de lo que intentan decir. En especial por su subjetividad, lo que algunos les parece inadecuado a otro les parece completamente normal, quizá después de todo aquél con el que salí hace algunos años no pensaba en engañarme y sólo era un musulmán frustrado creando su Harén. 
¿Eso significa que todos son malos? Podrían serlo, considerando que  tuvieron un defecto que me hizo huir, o más a mi favor si ellos fueron quienes me dejaron. ¿O todos son buenos? (¡Díganme ustedes!)

¿Cuáles son los chicos malos y cuáles son los chicos buenos? 
La sociedad tiene respuestas planeadas para estas incógnitas, están escritas en papel, en Facebook y grabadas para siempre en nuestro cerebro femenino, se le llama "chico bueno" a aquél espécimen del sexo masculino que demuestre sus sentimientos públicamente, que sea detallista y cariñoso, (y haga todo lo que tu le digas) un "chico malo" es aquél que te trata mal, así sin otras explicaciones, si te trata mal es malo, fin de la historia.

En mi caso (metiendo las manos al fuego por todos mis ex novios) digo (escribo) que un "chico bueno" es quien toma sus propias decisiones y sabe mantener un balance perfecto (se aceptan pequeños deslices) entre él y tú, un "chico malo" es simplemente alguien que no es para ti.
En cualquiera de los casos a mi no me toca elegir, ni juzgar a las demás personas, en especial a la chica que escribió el artículo, a mi parecer (y en mi reciente situación) lo que menos necesito es otro chico, sea bueno, malo, malvado, loco, cursi o enfermo.


Con amor, 
una mandarina que habla

domingo, 9 de junio de 2013

La oportunidad

Rompió conmigo hace 7 días, para ser exacta, y después de la última sesión de lloriqueo del tipo "Por favor regresa conmigo" (donde terminé por aplastar completamente mi dignidad, ya de por sí un poco dañada por una relación de año tres meses) juré (Sí, ante una iglesia, con los ojos llenos de lagrimas e intentando sostenerme en pie) que nunca volvería a dedicarle otra palabra, otra oración, otra historia, a la misma persona a la que le dediqué mi vida y me dejó ir con una sonrisa en el rostro.
Sé que suena un poco dramático, pero estaba enamorada (aún lo estoy, pero es mas saludable pensarlo en pasado, creo yo) y suponía que para estar juntos sólo se necesitaba el amor. ¡Qué ingenua!

Este blog no hablaré de lo fantástico que era mi ex, o lo terrible que fue cuando todo se terminó, hablaré de mí, intentando vivir mi vida y cumplir una lista, una lista de cosas que hacer antes de morir. 

"No es un fracaso, es una oportunidad"

Sí, claro.