Diría que todo comenzó el día en que me besaste por
sorpresa, pero la verdad es que fue antes, el
día que me llamaste por primera vez. Esa llamada me hizo dormir
con una sonrisa en los labios, lo juro.
Y la primera vez que salimos hiciste que todo fuera tan
perfecto.
Estaba con mis amigos; te encontré
casualmente afuera del Burger King sentado, tan estúpidamente lindo.
Caminamos lentamente, hablando y bromeando, tropezando.
Luego llegamos al lugar perfecto, nos sentamos, y seguimos hablando de cosas que ya no puedo recuerdar, escuchamos
música en tu ipod...
Después, por una extraña razón, intentaste meter tu dedo en
mi zapato y yo me alejaba, después de jugar como niños, terminaste
tomando mis dos muñecas e intentaste besarme, yo me di la vuelta y me levanté.
Y no lo hice porque no te quisiera besar, fue sólo que no estaba lista para un
primer beso. Y tú lo entendiste. Y volviste a intentarlo, miles de veces.
Baile. Risas. Fotos.
Ese día tenía que cuidar a mis hermanas y estando contigo
terminé olvidándome de ellas, hasta que una llamada me hizo regresar
en sí. Nos levantamos, pero antes de salir de ese lugar perfecto me besaste y te besé.
Tú no te diste cuenta, pero abrí los ojos y vi nuestra
silueta en el suelo, eres lo mejor que me había pasado. Mejor dicho: eras.
Tomé tu mano y caminamos. Hicimos muchas paradas, me besabas
y te besaba.
Ese mismo día, continuamos hablando por chat y me dijiste
tantas cosas y yo las creí todas.
Al día siguiente, desperté y para serte sincera, estaba muy
nerviosa de ir a la escuela y verte. No sabía qué hacer o decir. Tú parecías
más tranquilo.
Llegué como todos los días, me senté en mi lugar y comencé a
platicar con Nicole. Fuiste a verme y me besaste. Después de eso, estuvimos
la mayor parte del día juntos, sentados junto al escritorio. Me preguntaste que
si quería intentarlo, dije que sí.
Durante las pocas semanas que puedo decir que fueron
"nuestras", te quise tanto.
Aquel día en el que me besaste en medio de todos cuando el
subdirector dijo que podíamos salir temprano a causa de un temblor, te quise
tanto.
Y el día que fingimos casarnos en un parque, con tan solo
una niña pequeña de testigo. Ese día te quise aún más.
Y el día que me llevaste a tu casa, ese día que lo fue todo
y nada a la vez.
Me mentiste, dijiste que ya no querías estar más conmigo,
luego sonreíste y dijiste que era una broma. Yo salí corriendo diciéndote que
te fueras a la chingada. Corriste, me abrazaste y me besaste.
Y te quise otro poco más.
Aquel día no me llamaste por la noche, al otro día yo
te llamé. Salimos a caminar y me preguntaste por qué me había
"clavado" tanto contigo en tan poco tiempo. Fingí no odiarte, pero la
verdad es que te odié tanto en ese momento.
La siguiente semana fue la peor, en la escuela apenas y me
hablabas, ya no me acompañabas a tomar el autobús, todo se había ido.Pasó tan rápido.
El último día de escuela antes de salir de
vacaciones dijiste que te irías conmigo saliendo.
Caminamos. Llovía. Me detuviste a mitad del camino. Dijiste
que ya no querías estar conmigo. Me diste un beso en la frente. Te fuiste.
Y yo te seguí queriendo, tanto. Como si nunca me hubieras dado
ese último beso en la frente. Te seguí
mandando mensajes, me seguiste respondiendo. Te dije que saliéramos la
siguiente semana, salimos.
Ese día... fue el comienzo de mi vida loca y desenfrenada a tu
lado, me enseñaste a fumar y me volviste a besar, no fue un beso como los
otros, fue algo más violento. Tú te arrepentiste y yo ya no pensaba en nada más
que estar contigo.
Por un momento creí -así de tonta fui- que todo volvería a
la normalidad, que podía llegar como si nada y darte un beso. No fue así.
Actuaste como si nada hubiera pasado, parecía que ni siquiera sabías mi nombre,
fuiste tan idiota.
Seguí dejándote llamadas perdidas, tú siempre me las
devolvías. Y así hiciste que mis sábados fueran tuyos, y que tus sábados fueran
míos.
Fue esa barda, en donde nos reuníamos cada sábado. Durante
la feria del libro, bailábamos con la orquesta de salsa, y nos besábamos. A
veces fumábamos. Y te seguía queriendo tanto.
Nunca hablábamos en la escuela.
Para serte sincera, tenía esperanza de que en uno de esos
días, me pedirías que regresara contigo,en especial ese día en el que me
preguntaste que si me seguías gustando, yo dije que tal vez. Me seguías
gustando, te seguía queriendo.
Mis sábados eran mejores cuando estaba contigo y más cuando
llovía, me gustaba que estuvieras conmigo en los días de lluvia. Me gustaba que
me tomaras fotos, aunque siempre dije lo contrario.
Me terminaste tres veces, aunque no
fuéramos nada. Siempre decías que era la última vez, pero al día siguiente volvía a llamar y te volvía ver. Y me
volvías a besar.
Hasta que yo hablé. Hasta que perdí el último trozo de mi esperanza de volver y me di
cuenta de que tú no me querías. Y yo te quería demasiado.
Y por eso te dejé,
por pinch... Bueno, en realidad tú me dejaste, por pinche culero.
No puedo estar más que eternamente agradecida por este maravilloso texto que me envío una de mis mejores amigas: Jocelyn. Aquí estamos las dos, cumpliendo lo que alguna vez prometimos, nuestra versión de "y por eso rompimos" ¡Esperen la mía! a menos que estén demasiado hartas de escuchar sobre el Príncipe de Dinamarca.
Una mandarina que habla
¡ojos, negadlo!
Jamás conocí la belleza hasta ahora
fet
Awwww que hermoosaa historia!! Me encantaa <3 tan tierna y tan triste a la vez :( Pero perfecta! Espero ver tu versión :)
ResponderEliminarBesotes, Anabella.
Me encantó el nombre que le diste a mi versión, te quiero mucho, muchooo! Gracias por todo.
ResponderEliminarJoss(:
Que hermoso Mandy!!! me encanto que bonito!!! :)
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